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Luis Melquíades Bernaldo De Quirós

Luis Melquíades Bernaldo De Quirós

Nació en Luján (provincia de Buenos Aires) el 22 de marzo de 1913 y murió en Buenos Aires el 20 de noviembre de 1989. Fue abogado por la Universidad Nacional de La Plata y escribano por la Universidad de Buenos Aires.

La actividad notarial de Bernaldo de Quirós disfrutó de un gran prestigio. Fue vicepresidente segundo del Consejo Directivo del Colegio de Escribanos de la provincia de Buenos Aires y, con anterioridad, secretario de la misma institución. Participó también en diversos congresos notariales, incluido el que se desarrolló en Viña del Mar (Chile) en 1978, donde presidió la delegación argentina. También se desempeñó como profesor adscripto a la cátedra de Historia y Organización del Notariado en la Universidad del Salvador.

Paralelamente, Bernaldo de Quirós se consagró al estudio de la historia de Buenos Aires: fue presidente de la Junta de Estudios Históricos de la Parroquia del Pilar y vicepresidente segundo de la Junta Central de Estudios Históricos de la Ciudad de Buenos Aires.

Elegido académico numerario de la Academia Porteña del Lunfardo el 5 de setiembre de 1981, ocupó en ella el sillón «Luis C. Villamayor» y permaneció en su cargo hasta el día de su muerte. Entonces ya había ofrecido más de un centenar de charlas sobre el lunfardo en todo el territorio del país y había seguido entregado a su labor difusora con sostenido entusiasmo desde el día de su incorporación académica.

Al despedir sus restos en el cementerio de la Chacarita, en nombre de la Academia, José Gobello lo presentó como “un hombre modesto, de una sinceridad que nos asaltaba desde sus ojos, medido en sus palabras, caballeresco en sus actitudes y disciplinado en su actividad. Pertenecía a ese linaje de personas que prefieren pasar inadvertidas y no lo consiguen porque los corazones siempre apuntan hacia ellas”. El Académico de Número don Enrique H. Puccia, recordó, por su parte, en la sesión académica del 2 de diciembre de 1989: “Era proverbial su señorío espiritual, su sonrisa franca y perenne, su mano cálida, tendida siempre generosa y cordial”.

Cuando falleció, el doctor Bernaldo de Quirós era escribano adscripto a la Escribanía General de la Nación.