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Juan Oscar Ponferrada

Juan Oscar Ponferrada

Nació en San Fernando del Valle de Catamarca el 11 de mayo de 1908 y fue bautizado con el nombre Juan Mamerto en homenaje a su ilustre coprovinciano Fray Mamerto Esquiú. Murió en Buenos Aires el 5 de setiembre de 1990. Fue uno de los mayores poetas argentinos de su tiempo.

Ponferrada se inició en la poesía en 1929, con su libro Calesitas, al que siguieron La noche y yo (1932), El alba de Rosa María (1936) y Flor mitológica (1938), volumen éste que recibió el premio municipal de poesía. En 1941 publicó un poema encantador, Loor de Nuestra Señora la Vírgen del Valle –compuesto según la cuaderna vía de Berceo–, del que Leonardo Castellani dijo que era una acabada y maciza joya a los pies de Nuestra Señora de Catamarca y Catamarca de Nuestra Señora y el mejor poema religioso que se hubiera publicado en iberoamérica.

En marzo de 1943, la compañía de Eva Franco estrenó en el teatro Politeama la tragicomedia de Ponferrada El carnaval del diablo, que obtuvo el primer premio de drama otorgado aquel año por la Municipalidad de Buenos Aires. La obra impresa, con prólogo del mismo Castellani, apareció a fines de ese año.

Otros de sus dramas premiados fueron El trigo es de Dios (1948) y Un gran nido verde (1964). Continuó luego escribiendo y publicando. Entre sus libros posteriores a aquellos grandes éxitos se cuentan Valle de luz (1980) y Elegía del paraíso (1982). Débensele también sendas monografías sobre sus comprovincianos Ezequiel Soria y Juan Alfonso Carrizo, Esquiú, cántico de la Santificación (1987) y su libro capital en prosa Molière o la sublimación (1988).

Ponferrada fue elegido Académico Correspondiente en Catamarca el 5 de setiembre de 1970 y el 5 de abril de 1980 Académico de Número y titular del sillón «Amaro Villanueva». Osvaldo Guglielmino dijo de Ponferrada que fue, desde sus líricas entregas juveniles, un clásico de nuestro tiempo y escribió también que “tenía la bondad y humildad naturales que solamente otorga la verdadera sabiduría. El hombre cabal vivirá largamente en el recuerdo de sus innumerables amigos y discípulos”. A su vez, Federico Pais sentenció: “La historia lírica de Ponferrada es la historia de una simbiosis de antigüedad y modernidad”.