Fue uno de los más importantes historiadores argentinos. Nació en Buenos Aires el 1° de febrero de 1904 y murió en La Lucila (provincia de Buenos Aires) el 18 de julio de 2000.
Cuando el 5 de octubre de 1985 fue designado Académico de Número para ocupar el sillón «Enrique González Tuñón», Enrique de Gandía tenía publicados 129 trabajos, desde Sombras de amor (Madrid, 1924) hasta Arturo Frondizi y la política de su tiempo (Buenos Aires, 1984). Tan vasta obra incluía entre otros volúmenes Historia del Gran Chaco (1929), Historia crítica de los mitos y leyendas de la conquista (1929), Historia de la ciudad de Buenos Aires (1954, colaboración con Rómulo Zabala). Perteneció a gran número de academias y recibió muchos reconocimientos y honores. Fundó y dirigió el Instituto Argentino de la Historia de las Ideas y la Sociedad de Historiadores y fue miembro decano de la Academia Nacional de la Historia y de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.
En la primera de estas instituciones había ingresado en el año 1930, cuando sólo contaba 26 años de edad.
Recordó el Académico de Número don Enrique Mario Mayochi que “muchas de las tesis históricas de Gandía dieron lugar a enfrentamientos científicos, como los producidos en la década del 40 en el seno de la Academia Nacional de la Historia, a sus disentimientos de lo sostenido por Rómulo Carbía, Guillermo Furlong, Ricardo Levene y muchos otros distinguidos historiadores de la Argentina, de América y Europa. Lo cierto es que esas discusiones y polémicas no se produjeron en vano. Se compartan o no las conclusiones a las que arribó Gandía, resulta indudable que con su labor contribuyó a sentar, renovar, a mantener vivo el interés por el pasado, cercano o lejano”.
Los últimos años de Enrique de Gandía estuvieron signados por la dolencia física. Fue entonces cuando manifestó su voluntad de pasar a la categoría de Académico Emérito.
