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Alejandro Eugenio Berruti

Alejandro Eugenio Berruti

Nació en Córdoba el 6 de julio de 1888 y murió en Buenos Aires el 31 de agosto de 1964. “Ha sido y es uno de los grandes autores argentinos”, afirmó el Académico de Número don Enrique Grande.

Berruti se inició en Rosario, en su temprana juventud, y allí presentó sus primeras piezas escénicas. En 1920 estrenó Madre Tierra, recibida con gran aplauso y recogida por muchos elencos no comerciales, que entonces se llamaban filodramáticos. Estrenó esta obra la compañía de Matilde Rivera y Enrique de Rosas. Habían pasado 8 años de su presentación en escena, debida a la compañía Gómez-Arellano, que le aceptó su comedia primeriza, Cosas de la vida. Madre Tierra es una obra testimonial muy importante, que se encuadra en el que fue llamado teatro de tesis. Se ubicó más próxima a la polémica que al poder de síntesis demostrado por Roberto Payró en Marcos Severi. Lo cierto es que el interés de quienes se ocupaban entonces del teatro en la Argentina reparó en el joven dramaturgo cordobés que, naturalmente, continuó dando a nuestra escena sucesivas composiciones, que no han de ser menos de cincuenta. Pueden citarse entre ellas El rival de Valentino, Cuidado con las bonitas, ¡Quién tuviera 20 años!, Turno de noche. Ninguna de ellas alcanzó la altura de Madre Tierra, que se convirtió prontamente en una de las piezas clásicas de nuestro teatro.

Berruti actuó simultáneamente en ambientes deportivos y llegó a ser presidente de la Liga Rosarina de Fútbol. Se lo recuerda siempre como administrador del Teatro Nacional Cervantes, llevado a ese cargo por el inolvidable director Antonio Cunill Cabanellas cuando la Comisión Nacional de Cultura, presidida a la sazón por Matías Sánchez Sorondo, le confió la dirección.

Sobre este querido académico dejó escrito Juan Oscar Ponferrada: “Ocupa entre nosotros el sillón «Alberto Vaccareza» el hombre más tranquilo y apacible del mundo, que fue quien llevó a escena el alegato más descarnado contra la expoliación del labrador. Tan bueno era Berruti que el mismo Vaccareza, para explicar la verdadera índole de un matón presentado en uno de sus sainetes, solía decir, ‘es más buenito que Alejandro Berruti’”.

Berruti fue elegido Académico de Número el 21 de diciembre de 1963 y ocupó el sillón «Alberto Vaccareza», hasta su muerte, ocurrida pocos meses más tarde.